6/12/16

Pepe grillo


Lunavidencia.

Una madrugada, mientras Shakespeare dormia,
entre ecos, ensueños y de sombras, Pepe Grillo
monto la primera escena de su obra.


En un mundo hadas en donde el amor, 
no era una profesión, en donde la alegría y tristeza 
convivían con la realeza, las pinturas relataban la pobreza de la nobleza.

La noche iluminaba, a través de un perfume francés,
la pasión del jardín desolado y la luna cuarto creciente 
Regalaba sueños a sus lunavidentes, una estatua iluminaba, la alboralda mostrando una nueva dimensión,
a partir de vieja información. 

El secreto de la unidad, tanto tiempo acallado, que
nadie debía saber, una luz que te sacaba de la oscuridad que te otorga la electricidad para tus deseos tocar.

Sentirse simple y ordinario, potencial y no calvario.
Mientras cúmulos de estímulos creacionales, vistos como banales, ponen polvo de hadas ante los raudales, haciéndolos reales.

Era más linda que una estrella.
Naranjo en flor. Apagando la sed que mese la cuna,
para volver a la canción del cielo.

Pero como hacer que las palabras describan la imagen de expresaba la metáfora.
Necesitaba actuar;
Fue durante un sueño en una noche de verano.
Sueños, realidades, amor y magia.
Reyes del silencio vs esclavos de la palabra.

Pero al final, no hubo banderines ni cornetas.
Llevando paraguas, por si lloras, Pepe le susurro al oido:
No es una cuestión de ciencia, sino de conciencia.
de poder ver, no solo lo que uno ha de querer.

Vivir es cambiar, en cualquier foto vieja lo verás.
Dando vueltas alrededor de mi sol,
no hay cadenas para el candombe.

Decir que nos queremos es dejar libre al corazón.




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