15/5/21

Los templos perdidos de tu civilización

Un espacio vacío, ocupa un lugar.

 Así cómo una caloría sin nutrientes, sin fibras minerales o vitaminas, puede generar un riesgo para tu salud; así también nos pasa con las vivencias que tenemos, ya que si bien somos lo que comemos, también somos lo que hacemos, lo que vemos, lo que escuchamos y aprendemos, somos lo que vivimos y cómo lo percibimos y con ello cómo nos construimos y nos reconstruimos cuando lloramos y reímos.

Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros, con las marcas, las cicatrices, las que nos dijeron que era emperatrices, pero no le llegan ni a las narices.

 En los ideales que no se corresponden con los reales, es allí dónde comienzan nuestros males, nuestras sales corporales que a veces no salen y otras sólo a eso saben, y uno sabe, pero no sabe que sabe que no sabe. 
Se olvida.
 
 Reprime pero facturas imprime.
Y los pozos vuelven el terreno proclive, dónde no queda más que andar y andar, con la sensación de no avanzar.
 
 Amar se vuelve amargura, la estructura es desconfianza, es de miedo, es de duda ya no es pura, pero dura y dura achicando al alto en su estatura.

 Armaduras, tiempos y espacios llenos de calorías vacías de nutrientes, llenas pero a regañadientes, que ocupan un lugar, dónde el amor no puede pasar la noche y acampar, dónde no se puede descansar, ni siquiera reposar, sólo circular, ya que tapiada la puerta se encuentra con un cartel que dice en venta y no lo puede pagar porque el amor no se puede comprar.
 
 Pero la solución no es despojarte, no es enojarte, no es vengarte. Es detenerte y escucharte, ahí en la mitad del camino y poco a poco arrimarte a la orilla, sacarte las zapatillas y el casco, reconocer el atasco.

Toma tú tiempo, toma asiento. Escucha al viento. Respira, suspira y deja que suene tu lira, para que se sumen los tambores y marquen el verdadero tempo y el ritmo que pierden los adictos, al no pronunciar el diptongo.

 Si quieres rescatarte, deberás apropiarte y rearmarte para colonizar eso que parece Marte. 

 Recuperar los espacios robados, del niño esperanzado, amenazado devenido un adulto desconfiado, desolado. Atrapado y fragmentado.
 
 Espacios secuestrados por el pasado, tiempos quitados y atesorados por un tirano, a quien ni siquiera se puede reclamar, a quien no puedes cachetear. No lo merecen, no les pertenecen. Son tuyos y son tu herencia. Son tu sentido de pertenencia, son tus canciones para tu audiencia así que cuando estes listo, entra.
  
 Recupera tu Atelier en el espacio robado, crea tu templo en ese espacio quitado y este se volverá tu lugar de oración, de expresión, si te vuelves adepto de tu propia religión, a tu propio guión,  al re ligarte, al volver a juntarte y abrazarte con cada una de tus partes llegaras a-Marte. 

 Desfragmentarte, es identificar tus partes, es ver dónde estás y ordenar por contigüidad, por mismidad, es facilitar lo caminos complejos que te lleven a Roma, es encontrar en el caos de tus archivos, los elementos vivos.

 Comenzar una obra de reestructuración, no solo desagotará el estrés y la tensión, dejando escuchar la canción que ofusca el ruido, haciendo descansar al aguerrido.

 Asea tu espacio, ordena tus camisas y pon un cartel de bienvenida, para que puedas caber vos y toda tu comitiva, quién no tenía un lugar, en tu habitación principal, pero a quien siempre igual pudiste amar a pesar de estar en el fondo mal. (El fondo del mar)

A celebrar! Hay mucho por trabajar.

 

14/5/21

Rompecabezas universal

 
 Sólo se puede ayudar a quien quiere ser ayudado. A eso me dedico, esa es mi vocación, acompañar al otro a transitar sus propios caminos, conocer su bosque, detenerme a observar cada árbol, tratar de entender cómo esta configurado el mapa mental compuesto por piezas de rompecabezas, dónde a veces hay que acomodar las piezas desordenadas, en la oscuridad, empezar de apoco a vislumbrar sentidos, colores, formas y empezar parte por parte a poner en marcha un proceso que llevará mucho tiempo, esfuerzo y compromiso con uno mismo, para poder atravesar el abismo. 

 Primero hay que abrir la caja sobre la mesa y conocer las piezas. Detenerse y observar el plano, para analizar todo lo que esta erigido y armado.

 Muchas veces nos encontramos en situaciones dónde faltan piezas, hay agujeros negros, vacíos, angustias, incertidumbres que no tienen y quizás nunca tengan una respuesta apropiada o solución satisfactoria . 

 Hay veces que hay piezas que no están en su lugar y a su vez están soldadas con certezas y argumentos que justifican neciamente su postura o su posición, ocupando el espacio, el rol, o el lugar de otra pieza, seguramente fundamental. 

 Aprender a poner en duda, enfrentarse a la propia sombra, ser valiente y a la vez diligente, atravesar las selvas inexploradas y descubrir que allí antiguamente hubo civilizaciones y tratar de entender su cultura y con ello a uno mismo.

 Doblegar el propio ego, perdonar y perdonarse, podar las malezas, arar la tierra y sembrar lo que se quiera cosechar, convertirán a la vida en una obra de arte que exprese y grite el ser, con un deseo de renacer. Pero sólo no lo vas a lograr, la maquinaria es pesada y muchas veces hay que empujar.

 Creer que solos podemos, creer sabemos, creer que ya somos, creer que entendemos si quiera algo de la complejidad de este mundo o de la humanidad lo único que hace es obturar los nuevos paisajes, las nuevas enseñanzas, los nuevos aprendizajes, las nuevas esperanzas y los nuevos comienzos,  luego de caerse y volver a levantarse.

 Cristalizar, es congelar, es finalizar, es cerrar la puerta y no poder entrar.

 Nadie esta terminado, somos seres incompletos por definición, en constante evolución y transformación. 

 La falta es lo que debería movilizarnos. Si la negamos, lo único que lograremos es escondernos detrás de ella, de una y mil máscaras que nos impedirán sentir las caricias que recibimos a nuestro alrededor, nublaran la propia mirada y con ella la percepción que se tiene del mundo y de uno mismo, te irá encerrando en una armadura de hierro que limitará tus pasos, te volverá pesado y finalmente te aislará, te ahogara en un mundo interior sin saber nadar y tu rompecabezas quedará incompleto.

 Sí, somos seres imperfectos e incompletos y  eso también es bello,  pero somos seres sociales, comunitarios y muchas veces la pieza que nos falta en nuestro tablero, la tiene un compañero, no está en nuestro interior por más que buceemos y busquemos solos en las profundidades del mar interior, no la vamos a encontrar ya que muchas veces la pieza que nos falta allí no está, la tienen los demás, los que están ahí a tu alrededor dispuestos a entregar y a dar con amor una parte de sí mismo que quizás nunca le perteneció realmente.

 Nuestro rompecabezas, no es más que la parte de un rompecabezas universal, en vez de pelear, deberíamos colaborar. En vez de competir, deberíamos jugar. En vez de querer, deberíamos amar.

 Sólo tenés que dejarte ayudar, pero esa es la parte más difícil muchas veces. Soltarte y confiar. Creo que eso es amar.

x Imagocampbells



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