1/8/11

El asma de un nuevo acordeón


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Bienvenidos al baile de la Neumonía.
Cuando tocaba su pulsión, le faltaba la respiración.
Poniendo en marcha los ronroneos furtivos del pulmón,
Debía que parar entre canción y canción,
inclusive, suspender alguna que otra función.

Una belleza tapada por la tristeza,
enmarcada en espejos que no le permitían 
ver su propio reflejo.

Osos hibernan, se inflaman las sombras de aquellas cavernas.
Sibilancia que litiga desde la fatiga,
escribiendo solo canciones de melancolía,
por no poder brillar a la luz del día.

Aquí reparamos y afinamos en el acto su acordeón, 
toque timbre y espere por favor.

Tras una larga introspección, tocó la dramatización:

Es crónico su pesar, no es de esos que pueden bailar, 
sin tenerse que medicar. Corticoides le voy a dar…
Hay hasta nadadores de talla profesional, con tu mismo mal…
Intentaban alentar.

Bronquitis y Neumonitis no prometían perdices ni caviar
al finalizar la obra teatral. 

Cae una lágrima.

Fue a ver a otro doctor, uno que se especializaba en cheques al portador;
Allí lo diagnosticaron de depresión, por su problema en cuestión,
que quién sabe dónde, tuvo su primera mistificación.

Ansiolíticos como aspirinetas,
farmacias abiertas en las braguetas.

Cascanueces que aprietan la cabeza,
por un fruto sin semillas ni certezas;
Tratando de dibujar en la arena de la orilla,
lo que una ola se lleva y no deja cenizas.

Salvavidas al mar, en lugar de aprender nadar.

Por olvidar la singularidad, 
por convertir a la psiquiatría en axioma y deidad.
Quién la propina? 
Idolatría.

Estigmatizando con hierro candente un manual, 
tratando el qué y no el por qué,
para llegar a las cinco rápidamente a tomar el té 
y olvidando que uno más uno son tres.

Poder volver a soñar y los misterios del alma develar.
Pero cómo mitigar y descoronar, el logo teatral?

Aunque las piedras bloqueaban su destino,
Cantar con Gardel y contigo, parando a descansar, 
el acordeón siguió su camino al andar, y un día no muy lejano ,
se encontró un monje tibetano:

Si Dejas a la luz entrar y se pueda hospedar,
de adentro hacia fuera  podrás brillar.
Sólo podemos ver, lo que nuestro envase ha de contener; 
Mejor ponte a leer.

Lo que te molesta del otro, es el reflejo del propio coito,
en vez de juzgar, insiste en mejorar.

Ocho, cuatro, seis y cinco:
Respiro en ocho, retengo cuatro,
exhalo en seis, descanso cinco.

Primero haré, luego entenderé.
Ocho, cuatro, seis, cinco,
lleno la panza sin vino tinto.

Viajando al interior sin ropa interior,
una nueva función. Levanten el telón,
hoy toca el acordeón.

Homeopatía y sin amantes,
porque descubrió que existe el agua de diamante.
Y aunque digan que es placebo…
vení y velo, cómo juega toca y escribe para quien lo percibe.

Se baja el telón, chau.

x imagocampbells

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